La energía de un lugar influye directamente en quienes lo habitan.
Casas, oficinas, locales, talleres o cualquier espacio -abierto o cerrado- pueden acumular memorias energéticas que generan densidad y bloqueo.
Cuando un espacio está cargado, solemos percibirlo: aparece malestar físico o emocional, sensación de pesadez, discusiones frecuentes, falta de concentración o la impresión de que "algo no fluye".
Si esa energía no se limpia, podemos repetir patrones y emociones una y otra vez sin comprender por qué.
Por eso, es fundamental realizar una limpieza energética especialmente cuando:
- Compramos o alquilamos una vivienda o local.
- Nos mudamos a un nuevo espacio de trabajo.
- Queremos renovar la energía de nuestro hogar.
- Hemos vivido discusiones, duelos, enfermedades o situaciones difíciles en ese lugar.
La limpieza energética eleva y transforma las memorias del espacio, liberando lo que ya no pertenece y llenándolo de amor, paz, fluidez y armonía.
